sábado, 11 de diciembre de 2021

La traición hacia uno mismo (o "pollerudismo")

    Hay un tipo de gente en particular por el cual yo no puedo sentir respeto: la gente que se pone en pareja o empieza a salir con alguien y cambia su personalidad. Y no me refiero a los que simplemente están pelotudos porque estan enamorados, no, estos son peores.

   En mi barrio había una piba de mi edad, vamos a llamarla Roberta para simplificar el relato. Roberta era hincha a muerte de Boca Juniors. Toda su vida alentó a Boca, fue a la cancha, fue a romper el McDonald's del obelisco en el día del hincha de Boca, desde que tengo memoria se paseó por todos lados portando orgullosamente su remera de Boca y hasta su nombre en facebook era Roberta CABJ (Xeneize). Un día, Roberta se puso de novia con Marcos, mi vecino, que era tan fanático enfermo como lo era ella, pero de River Plate. De un día para el otro la empezamos a ver usando remeras de River, cambiando su nombre de facebook a Roberta CARP y cosas así. Al año terminó con Marcos y supimos que se puso de novia de nuevo no por verla con algún otro pibe, sino porque ahora andaba por la vida con una remera de Racing. Así, tan rápidamente, un aspecto fundamental de su personalidad se fue para ser reemplazado por lo que denominamos pollerudismo. Además, ¿cómo pretendés que yo confíe en vos, en tus intenciones y en la pureza de tus sentimientos si traicionaste a tu club, la pasión de toda tu vida, para moldearla de acuerdo al boludo de turno con el que andás?


   Casos como el de Roberta hay mil, y yo presencié muchos. Desde un amigo que odió toda su vida ir a los boliches que comenzó a ir sólo porque a su novio le gustaba la joda (para posteriormente ser dejado por alguien que este mismo novio conoció en el boliche al que iban cuando aún estaban en una relación) hasta mi prima que un día conoció a un cristiano y dejó su vida de fiestas y coma alcohólico (además de a toda su familia, pequeño detalle) para dedicarse a atender gratuitamente el almacén de su suegra pensando que así el chabón la iba a querer más. Estas cosas me hacen querer cortarme las venas con un pelapapas.


   Luego de mucho tiempo presenciando estas situaciones llegué a un punto en el que yo sé, a través de pequeños indicios, cuándo alguien cercano a mí va a empezar con esta pelotudez. Puede comenzar con verlos comer una empanada de verdura, que jamás en su puta vida hubiesen comido y, de hecho, si fuese la última empanada en el mundo la escupirían antes de dar un segundo bocado; pero de repente te dicen "ay es que Mati es vegano y me hizo probar y la verdad que están re buenas!" con un evidente dejo de asco muy mal disimulado en su semblante. O también al verlos poner un enganchado de El Pepo y su superbanda gedienta cuando toda su vida odiaron y despotricaron contra la cumbia, incluso rozando el nazismo en sus comentarios; pero ahí los tenés, moviendo la cabeza al ritmo de la música que tanto criticaron y pretendiendo que saben en qué parte de la canción hay que hacer palmas.


   Es como que yo, de repente, conozca a alguien que ama a Oasis y me convierta en fan de Oasis. Odio a Oasis. Antes que escucharlos o estar con alguien que los escuche mucho considero más digno pegarme un tiro. No pierdan jamás aspectos tan propios de ustedes, por favor.

martes, 7 de diciembre de 2021

    Lo más cerca que estuve de Estados Unidos fue cuando una vez en la facultad una profesora salió cinco minutos y cuando volvió nos dijo "bueno chicos, me acaban de decir que entró una persona armada al edificio y anda dando vueltas así que no salgan".