miércoles, 19 de julio de 2023

El pueblo vs. La Perlita

   Ya mencioné anteriormente mi relación complicada con la empresa de colectivos más querida del conurbano: La Perlita. O, más bien, con sus choferes, que para ser contratados en vez de un psicotécnico tuvieron que pasar un test de qué tan hijo de puta se puede ser sin llegar a violar la ley. Bueno, el otro día viví un suceso que relato a continuación, una maravillosa anécdota llena de luz y alegría.


   Era un día normal de mi vida, normal porque todavía no había sido arruinado por un tercero. Tenía que ir hasta Ituzaingó a tomar la combi que me llevaría al trabajo, que te guarda un lugar por reserva y si la llegás a perder rezá para que la siguiente tenga un lugar libre o tenés que viajar en el tren con 5 bicicletas apoyadas en la columna y encima llegar tarde. Pero me preparé a tiempo y salí a tiempo, ¿qué podría salir mal, no? ¿NO? 


   El colectivo que pasa por la otra cuadra de mi casa tiene una aplicación que te avisa cuándo va a pasar por tu parada; pero está tan mal hecha que, en el recorrido que tomo yo, solamente te avisa de los colectivos que van en sentido a Moreno. Como Ituzaingó es terminal del recorrido, te va diciendo en cuántos minutos llega allá un colectivo que sale hacia Moreno, entonces yo calculo que cuando la aplicación dice que en 15 minutos va a llegar el colectivo a Ituzaingó ya tengo que ir hacia la parada, porque ese es el tiempo que tarda desde mi casa hasta Ituzaingó. En fin, si no se entendió una mierda lo que expliqué no importa, con saber que dependo mucho del funcionamiento de esta aplicación para estar en la parada el menor tiempo posible y no exponerme a que me roben mientras espero, alcanza.


   Según la aplicación, el colectivo ya estaba por venir, así que salgo de mi casa y voy a la parada con el culo en la mano porque todavía es de noche y podía ver que no había NADIE MÁS ESPERANDO. Llego y lo veo venir a lo lejos, veo con ansias cómo se va aproximando a mi cuadra, saco la tarjeta SUBE del bolsillo de mi campera y... lo veo doblar en la cuadra anterior a mi parada, salteándose un tramo del recorrido. 

Me aguanto las ganas de putear a los gritos y razono: si hizo eso, tal vez esté cortada una calle por la que pasa. Así que voy hasta la parada de la otra cuadra, por si el siguiente colectivo hace lo mismo que este que perdí, un camino no muy lindo porque hay que caminar una cuadra larguísima y oscura. Cuando voy por la mitad del camino más o menos veo a la distancia otro colectivo aproximándose. Me pongo a correr para no perderlo. Y esto es lo mejor de la anécdota: el colectivero me ve corriendo, para en la parada, sube un pasajero que había ahí esperando, yo estaba en la esquina anterior a esta parada (o sea, sólo tenía que cruzar la calle corriendo), me vuelve a mirar y ARRANCA, siguiendo de largo por el recorrido de siempre, por lo tanto, no había ninguna calle cortada como yo había pensado. O sea, el anterior se comió una parte del recorrido básicamente porque le pintó y el de ahora es un hijo de remil puta que ve a una boluda corriendo y en vez de esperar 5 segundos a que llegue a subir se va.


   Entonces decido ir por la cuadra por la que se desvió el otro colectivo, porque este forro que me dejó en banda tenía que pasar por otra parada que hay por ahí. Mis pulmones no daban más de tanto correr pero igual corrí, porque el bondi era capaz de ir a las chapas y yo me lo iba a perder de nuevo. Entre todo esto pasa un auto al lado mío, el que manejaba vio toda la secuencia y me dijo "son unos hijos de puta" y yo le digo TAL CUAL. Por suerte llego a la parada antes que venga el colectivo y me lo puedo tomar. 

Cuando subo nada de "buenos días", ni "por favor" ni un carajo, directamente le digo al chabón "me viste corriendo, ¿por qué no esperaste a que cruce la calle?". El muy hijo de puta se sonríe y me dice "estabas a mitad de cuadra, no puedo subirte a mitad de cuadra". LA CONCHA DE TU HERMANA, NO ESTABA A MITAD DE CUADRA, ESTABA EN LA ESQUINA, A METROS DE LA PARADA, NO TE COSTABA NADA ESPERAR POR EL AMOR DE DIOS.


   No sé si alguien alguna vez vio una persona con tanta cara de orto como la mía esa mañana. Menos mal que el bondi venía con las luces apagadas porque el chofer me llegaba a mirar y yo le encajaba mínimo 27 tiros o me mataba enfrente suyo para marcar para siempre el curso de su vida. Una fuerza divina me hizo llegar a tiempo y no perder la combi, pero venía tan del orto que estuve todo el viaje redactando un reclamo en la página de La Perlita, relatando no sólo el hecho que acababa de vivir, sino que también otros sucesos de la misma índole que son constantes, como que no veo un inspector desde el año 2013 aproximadamente, o la vez que esperamos el colectivo una hora en Ituzaingó y vinieron 5 (cinco) unidades juntas, de las cuales dos se quedaron estacionadas con los choferes boludeando, dos siguieron de largo sin mirarnos y la última nos levantó a todos los pasajeros, o cómo siempre hacen el recorrido que se les canta el orto y dejan a los pasajeros esperando como boludos por una hora, varios etcéteras; por cuestiones morales omití frases tales como "después se quejan cuando les cortan los dedos".


   Y recibí respuesta. 

   Me dijeron que iban a tomar las medidas necesarias para que esto no vuelva a suceder.