lunes, 20 de noviembre de 2023

Los cheques

    Hace un tiempo tengo una cuestión en el trabajo que se suma a todas las cosas que ya me hacían renegar cotidianamente.

   

   Para resumir una cuestión muy larga de explicar (?), me transfieren a mi cuenta los honorarios del estudio de unos clientes, llamémoslos X, que pagan una cantidad bastante alta. A esta plata yo, cuando la recibo, la saco del banco y se la devuelvo a mi jefa (a quien bauticé Mirta) que maneja el efectivo. Era algo simple, porque entraba a mi cuenta, veía que tenía disponible esa cantidad y el día que me tocaba ir a la oficina veía a Mirta y se la daba. Pero, como siempre, dios, el destino o lo que sea que maneje el universo, decidió complicármela un poquito más.

Ahora, a estos X les pintó mandar la plata por cheque. Cosa que me enteré después de que mi jefa me acosara todos los días preguntándome "ya te entró la transferencia de X??" y recién después de una semana les consultara a ellos si la mandaron y le dijeron que sí, que mandaron un cheque electrónico. Y me dice "fijate que dicen que mandaron un cheque", y yo re CÓMO CARAJO COBRO UN CHEQUE????!!! 


   Entonces, hice las averiguaciones pertinentes con el banco y supe que tenía que ir al cajero, sacar un papelito con un código, instalarme una aplicación en el celular, validar mi cuenta y recién ahí asociar el servicio de cheques. Hice todo esto, justo un día que estaba a los re pedos porque tenía que ir a la facultad, deposité el cheque y esperé que al día siguiente se acredite. Suena como una re pelotudez, pero el tema es que mi jefa maneja una intensidad que te remonta a la estratósfera, y de ahí derivan mis ganas de querer sacarme el cerebro por el oído con un sacacorchos.


   Al día siguiente me despierto con un mensaje de Mirta: "Olivia ya tenés disponible la plata de X??". Me fijo en el homebanking y le digo que todavía no se acreditó, me dijo que después me fije de nuevo. No hubiese tenido problema si no me hubiese preguntado lo mismo tres veces más en el día; la re puta madre, no estoy en la oficina y vuelvo a ir en dos días, para qué necesitás que se acredite ya???!!!

Al otro día, nuevamente, me pregunta si entró la plata. No, no entró todavía, querés que te pase la contraseña del homebanking así te fijás cada cinco minutos? Querés preguntarme si me robé tu plata para irme de vacaciones a Las Toninas ya que estamos?? No le dije eso pero sí le mandé capturas de pantalla del homebanking donde podía ver los movimientos y donde, claramente, en ningún momento entró una cantidad grande de plata que fue extraída y desaparecida misteriosamente pensando que mi jefa es una pelotuda y no se iba a dar cuenta. Por el amor de dios. 

Entonces Mirta, cuya ansiedad es más fuerte que ella, me dijo si tenía cerca alguna sucursal del banco para ir a consultar. Le dije que tenía una, pero que tenía que ir en un colectivo que puede venir rápido o hacerte esperarlo en la parada 40 minutos, tanto para la ida como para vuelta, y que haciendo toda esa gestión podía perder una hora o más de trabajo; que si quería podía llamar al banco a ver qué me dicen y sino mañana, el día que sí me toca ir a la oficina y puedo tener tiempo para gestionar estas pelotudeces suyas, voy a la sucursal que está ahí cerca. Entonces llamé al banco, donde me dijeron lo que ya sabía que me iban a decir: que es un servicio nuevo y el cheque puede tardar hasta 48 horas desde la fecha de cobro que estableció el emisor en acreditarse en mi cuenta. Se lo comunico a mi jefa, que me dice "ok" y, por fin, entiende que sólo queda esperar. Al otro día estuvo la plata, la retiré y se la di, nadie se murió ni ella quedó en bancarrota por esperar 48 horas.


   Pero esto no termina acá. Porque yo pensaba que esto del cheque iba a ser una ocasión única y que los clientes volverían a hacer transferencias como habían hecho siempre, pero me equivoqué, siguen con la misma modalidad de pago. Y acá la que falla es Mirta, porque si tanta urgencia tenés para cobrar esta plata, les podrías decir a X, que son TUS clientes, que hagan transferencia porque no te conviene esperar a la acreditación del cheque ya que yo, tu empleada que recibe el pago, no estoy en la oficina todos los días. Pero obviamente ella no les dice nada y prefiere acosarme cada vez que se acerca la fecha en la que tendrían que pagar para que me fije si tengo el cheque para aceptarlo y si la plata ya me entró a mi cuenta.


   La yapa es que, para Mirta, los cheques aparentemente también venían con superpoderes para que el receptor sepa cuándo le llegan, pero yo no estaba enterada. 

Un día me habla, medio cagándome a pedos, preguntando si ya tenía lo del cheque, y yo ni siquiera estaba enterada que lo habían pagado y lo tenía que aceptar, porque los empleados recontra pelotudos de X avisaron 5 días después que habían pagado. Y Mirta me dijo que yo tengo que saber que ellos pagan los jueves y fijarme si ya me mandaron el cheque, porque si me hubiese fijado el jueves pasado ella ya podría tener esa plata. Y ahí yo dije no, estamos todos locos; si ellos no avisan que ya mandaron el cheque no tengo manera de saber, porque el banco no me tira una notificación de 💥💣💥💣TENÉS UN CHEQUE💥💣💥💣, tengo que entrar a la sección de cheques que está bastante escondida en el menú del homebaking para saber que hay uno ahí esperando que yo lo acepte, entonces yo no puedo detectar con telepatía que ya me mandaron tu plata. ¿Qué es lo que harías normalmente en una ocasión así? Les escribís a los empleados de X recordándoles amablemente que por favor avisen en mismo día que mandan el cheque para que no quede pendiente. Pero no, vos pretendés que tu empleada ADIVINE cuándo te pagan tus clientes.

 


 


lunes, 30 de octubre de 2023

Vacaciones

   Hoy estoy al pedo así que voy a contar algo que me pasó hace unos meses: la primera vez que me fui de vacaciones como adulta.

 

   En diciembre del año pasado, un amigo me propuso que nos vayamos de vacaciones un fin de semana largo. El tema es que me lo propuso medio sobre la fecha, cuando ya estaban vendidos todos los paquetes turísticos y no conseguíamos lugar en ningún lado. Pero igualmente estábamos emputecidos con que queríamos ir a la costa, entonces mi amigo hizo lo que cualquier persona normal haría: comprarle a la primera empresa de dudosa procedencia y habilitación que encontrara con dos lugares disponibles.

Dicha empresa turística tiene, desde ya, una página medio rara que no te aclara todo lo que debería antes de comprar el paquete, entonces te manda a hablar con un "representante" por whatsapp, cuya prioridad es que vos le compres. Una vez concretada la venta, tus mensajes con consultas sobre el viaje son respondidos a los días o, directamente, ignorados. Nosotros elegimos un paquete que decía 3 días y 2 noches, después de comprarlo, nos indicaron que el horario de salida nos lo iban a mandar por mail 48 horas antes de salir, lo cual, obviamente, no sucedió. 

 

Así empieza la historia de este maravilloso viaje.


   El fin de semana largo empezaba el jueves y terminaba el domingo. El martes nos llega el mail avisándonos que el micro saldría a la madrugada el día siguiente, o sea, el miércoles, DÍA HÁBIL. Mi amigo les escribió para consultarles por qué no avisaron antes que se salía en un día hábil, porque teníamos que pedir permiso en el trabajo a último momento. Mensaje va, mensaje viene, nos terminamos enterando que el día 1 llegábamos al mediodía a Mar del Plata, el día 2 estábamos ahí las 24 horas y el día 3 el micro nos pasaba a buscar a las 7 de la mañana y lo íbamos a pasar viajando. Entonces, digo yo, ¿PARA QUÉ COMPRÉ UN VIAJE DE FIN DE SEMANA LARGO SI VOY A PASAR COMO MUCHO 36 HORAS EN MAR DEL PLATA? 

Con mi amigo nos re indignamos, él les dijo de todo por whatsapp, nos quitaron las ganas de ir y todo. Terminamos arreglando por nuestra propia cuenta no volver con el grupo de la empresa y quedarnos en un hostel dos días más, pero ya íbamos completamente del orto. El resto de la gente se enteró de todo esto una vez iniciado el viaje y vimos una a una la transformación de sus caras al escuchar a la coordinadora decirles que pagaron para pasar el último día sentados en un micro con olor a culo. ¿Querés más? Era la época del mundial y el día de la vuelta justo jugaba Argentina. La coordinadora se hizo totalmente la boluda diciendo que no sabía que ese día había partido, y, ante los reclamos de todos, la solución fue que verían el partido en un parador.


   Entonces, nuestro viaje estuvo dividido en dos partes: la del hotel de la empresa nefasta con la que viajamos, y la del hostel donde pasamos el resto del fin de semana. 

 

I. El hotel

¿Cómo puedo describir el hotel que nos tocó por la empresa sin utilizar las palabras asqueroso, precario, repugnante y roñoso? No, no puedo, que dios me perdone. 

Ni bien llegamos, una vieja (luego nos enteramos de que era la dueña del hotel) nos reunió a todos en el comedor y nos repartió en habitaciones que tuvimos que adivinar dónde carajo estaban porque no nos lo dijo. 

Las camas hacían ruido aunque solamente les apoyaras la mano encima, los colchones eran finísimos, como dormir sobre dos sábanas dobladas, el baño era un cubículo con una ventana sin cortina desde la cual te podían ver mientras te bañabas los de la habitación del piso de arriba, el ventilador era un ventilador de pie con el caño cortado y atado a la pared de una manera inexplicable, sostenido solamente por la voluntad de alguna entidad superior. A la noche estaban apagadas las luces de todos los pasillos para ahorrar luz, si no ibas con la linterna del celular te hacías mierda.

El desayuno era café, tostadas con pan del año 2005 freezado y recalentado y mermelada que te servían en un contenedor de plástico para posteriormente juntar lo que sobraba, volver a meterlo al frasco madre y servirlo nuevamente los días siguientes. Un día cenamos en el hotel (porque podías pedir comida por delivery y cenar en el comedor), pedimos cubiertos y nos dieron un cuchillo que tenían suelto por ahí porque no sabían dónde se guardaban el resto de los cubiertos.

Cuando nos estábamos por ir el último día, a la misma hora que se iba el resto del grupo que viajaba con la empresa turística, fuimos hacia la salida dispuestos a llamar un remís para que nos deje en el hostel donde pasaríamos los últimos días. La vieja ortiva/dueña nos vio e inmediatamente nos empezó a gritar que no podíamos sentarnos en los sillones de recepción con los bolsos, que teníamos que quedarnos en la calle si ya nos íbamos. Y mi amigo se contuvo mucho para no decirle "¿para qué tenés sillones ahí si no se pueden usar?". Igual quedate tranqui que nadie se quiere quedar en ese hotel roñoso más de lo necesario, vieja trola.


   Uno pensaría que lo peor ya pasó, que ese fue el punto más bajo de las vacaciones y que, a partir de entonces, las cosas mejorarían. Pero algo que me enseñó la vida es que, particularmente en mi vida, las cosas siempre pueden empeorar. Por eso dios me puso a prueba una vez más y puso en mi camino el hostel.

 

II. El hostel


   Nosotros ya íbamos sabiendo que no tenían habitaciones mixtas: a mi amigo le iba a tocar una habitación de hombres y a mí una de mujeres, y nos tendríamos que comunicar por whatsapp para acordar vernos en los espacios comunes. Hasta ahí no había problema, porque sólo íbamos a dormir allí y el resto del tiempo lo pasábamos juntos afuera. El problema fue, justamente, dormir.

 

   En mi habitación, la primera noche, estábamos solamente una mina y yo. Conversamos un rato y me pareció simpática, todo bien. Después nos dormimos. Yo estaba cansadísima después de pasar todo el día dando vueltas por la playa y la ciudad, así que me dormí al instante.

Pasa un tiempo y siento que me hablan: era la mina de mi pieza. Me dice "estás roncando", le dije uh perdoname, me acomodo de otra manera, boca abajo y tapándome la cabeza con la almohada para amortiguar futuros ronquidos, y me vuelvo a dormir.

Al rato me vuelve a despertar porque estoy roncando, me hago la dormida y me doy vuelta, pensando cómo carajo voy a hacer para, en mis sueños, ser consciente de que ronco y detenerlo, porque obvio es una habilidad que todos tenemos: realizar acciones que requieren plena conciencia y voluntad en nuestros sueños. 

La mina me despierta una tercera vez, esta vez sacudiéndome del brazo, diciéndome que estoy roncando. No me digas, las otras dos veces que me despertaste para decirme lo mismo no me quedó claro el mensaje! Yo ya estaba re caliente, tipo dejame dormir la re concha de tu madre, y de la manera más civil posible le dije "bueno, perdoname, no ronco porque quiero, estoy dormida y no lo puedo evitar"; la tipa me dice "bueno, HACÉ ALGO" y se vuelve a acostar. Yo soy una persona que odia la confrontación, entonces intento incomodar al otro lo menos posible, pero que me despiertes tres veces en la noche por algo que no puedo controlar ya me rompe bastante las pelotas; como resultado a esto dormí el resto de la noche para la mismísima mierda, despertándome cada media hora, no descansé nada y al otro día se me estaban por salir los ojos del cráneo. A esto le agregamos que la mina se levantó a las siete de la mañana, hizo todo el ruido posible durante los diez minutos que se estuvo vistiendo y preparándose para salir, y se fue dando un portazo nada sutil.


   A la mañana mi amigo y yo salimos a comprar algo para comer y nos sentamos a desayunar en el patio. Yo le conté mi experiencia intentando dormir, y él me contó la suya, que era peor. Resulta que él compartió pieza con seis chabones, dos de los cuales se habían ido de joda a la noche y volvieron a la madrugada totalmente dados vuelta, culminando en mear sobre el piso de la habitación y los cuerpos de los otros chabones que estaban durmiendo. La situación evolucionó hasta que un meado amenazó a un meador con una navaja y los terminaron echando del hostel. Una experiencia inolvidable. A todo esto, nos quedaba una noche más allí.


   Esta noche, la previa a viajar, mi amigo no sufrió nuevamente el comportamiento prehistórico característico de la población del género masculino heterosexual; sin embargo, yo volví a sufrir gracias a ella, la pesadilla viviente, la mina hinchapelotas que compartía habitación conmigo.

La noche anterior me la crucé mientras estaba cenando, le dije que perdón por roncar, que yo no controlo esa acción y que esperaba poder dormir mejor esa noche porque al otro día tenía que viajar. Bueno, se pasó todo lo que le dije por el orto, porque a la noche me duermo y otra vez me despierta sacudiéndome porque estaba roncando. Repetí la acción de darme vuelta y taparme la cabeza con la almohada, que es lo máximo que puedo hacer; tampoco es que ronco como mi padre fumador desde los 13 años que lo escuchás aunque estén en extremos opuestos de la casa, yo conozco mis ronquidos porque LOS GRABÉ UNA NOCHE y no son nada que te impida dormir a menos que seas muy, muy hinchapelotas.

Intenté seguir durmiendo, que encima ya era difícil porque al lado teníamos el patio con un grupo grande de gente comiendo un asado y hablando a los gritos entre todos, pero me costaba más que nada porque yo ya SOÑABA con la mina sacudiéndome. En un momento de la madrugada me desperté para ver la hora y escucho a la mina decir claramente "qué hija de puta esta piba", en ese preciso momento decidí que si me volvía a romper las pelotas le decía de todo. Porque ya en un punto es una hijaputez, si pagás por un hostel pagás poco porque estás conviviendo en un solo espacio con gente que respira, se mueve, sus cuerpos hacen ruido; si sos tan delicada para dormir que el sonido de un alfiler cayendo interrumpe tu descanso no seas una forra de mierda y pagate un departamento o un hotel, por 2 mil pesos la noche agradecé que no te mearon mientras dormías y casi presenciás un asesinato.

A eso de las 3 de la mañana llegan dos pibas que se sumaban a nuestra pieza. Obviamente entraron, hicieron ruido, prendieron la luz, hablaron entre ellas en voz alta, todo mientras la mina insoportable dormía, interrumpieron su sueño sagrado y ella no les dijo una palabra

Un par de horas después me desperté sola, miré la hora y me quedé un rato boludeando con el celular, juntando energías para ir al baño; mientras esto sucedía, escuchaba los ronquidos de alguien más, una de las pibas nuevas, que estaba dormida en la cama de arriba de la mía. Vi a la insoportable levantándose y acercándose a mi cama con toda la intención de sacudirme, y antes de que hiciera algo yo, totalmente hinchada las pelotas, me incorporé como un muerto volviendo a la vida y le grité "estoy despierta, no estoy roncando yo, es alguien más, ¿o tenés ganas de romperme las pelotas solamente a mí? Dejame dormir flaca". La chabona, cagadísima, se volvió a acostar. En otro momento de la mañana la escuché levantándose e ir al pasillo a increpar a otra persona que se había levantado para ir al baño, A OTRA PERSONA DE UNA HABITACIÓN CUALQUIERA, porque pasó por el pasillo escuchando un audio de whatsapp y con ese ruido la despertó.


 

   Para sorpresa de nadie, tuve más paz en mi casa que en mis vacaciones.


martes, 8 de agosto de 2023

    Lunes, 1:30 de la madrugada. Me llega una notificación de whatsapp, obviamente, como no puede ser de otra manera a esa hora, con la peor noticia que te puedas imaginar recibir en tu vida: te unieron a un grupo de whatsapp de padres del colegio.


   El grupo se llama "Padres de 4to año". Al toque llega un mensaje de la madre que creó el grupo: "Hola, hice un grupo para los padres de 4to año" NO ME DIGAS. Era tarde, nadie mandó más mensajes, gracias a Dios. Me fui a dormir.


   Hoy, 7 de la mañana, empiezan a caer los mensajes.

Buenos días

Buen día

BUENOS DÍAS 🤗

Buen dia

Buen dia soy la mamá de sofi

Buen dia!!!! Soy la mamá de Matias

Buen dia

Buen día


LA RE PUTA MADRE QUE LOS REMIL PARIÓ BASTAAAAAAAA NO SÉ QUIÉN PINGO ES TU HIJO Y NO ME IMPORTA, DEJAME DORMIR MIENTRAS VIAJO AL LABURO POR EL AMOR DE DIOSSSSS



miércoles, 19 de julio de 2023

El pueblo vs. La Perlita

   Ya mencioné anteriormente mi relación complicada con la empresa de colectivos más querida del conurbano: La Perlita. O, más bien, con sus choferes, que para ser contratados en vez de un psicotécnico tuvieron que pasar un test de qué tan hijo de puta se puede ser sin llegar a violar la ley. Bueno, el otro día viví un suceso que relato a continuación, una maravillosa anécdota llena de luz y alegría.


   Era un día normal de mi vida, normal porque todavía no había sido arruinado por un tercero. Tenía que ir hasta Ituzaingó a tomar la combi que me llevaría al trabajo, que te guarda un lugar por reserva y si la llegás a perder rezá para que la siguiente tenga un lugar libre o tenés que viajar en el tren con 5 bicicletas apoyadas en la columna y encima llegar tarde. Pero me preparé a tiempo y salí a tiempo, ¿qué podría salir mal, no? ¿NO? 


   El colectivo que pasa por la otra cuadra de mi casa tiene una aplicación que te avisa cuándo va a pasar por tu parada; pero está tan mal hecha que, en el recorrido que tomo yo, solamente te avisa de los colectivos que van en sentido a Moreno. Como Ituzaingó es terminal del recorrido, te va diciendo en cuántos minutos llega allá un colectivo que sale hacia Moreno, entonces yo calculo que cuando la aplicación dice que en 15 minutos va a llegar el colectivo a Ituzaingó ya tengo que ir hacia la parada, porque ese es el tiempo que tarda desde mi casa hasta Ituzaingó. En fin, si no se entendió una mierda lo que expliqué no importa, con saber que dependo mucho del funcionamiento de esta aplicación para estar en la parada el menor tiempo posible y no exponerme a que me roben mientras espero, alcanza.


   Según la aplicación, el colectivo ya estaba por venir, así que salgo de mi casa y voy a la parada con el culo en la mano porque todavía es de noche y podía ver que no había NADIE MÁS ESPERANDO. Llego y lo veo venir a lo lejos, veo con ansias cómo se va aproximando a mi cuadra, saco la tarjeta SUBE del bolsillo de mi campera y... lo veo doblar en la cuadra anterior a mi parada, salteándose un tramo del recorrido. 

Me aguanto las ganas de putear a los gritos y razono: si hizo eso, tal vez esté cortada una calle por la que pasa. Así que voy hasta la parada de la otra cuadra, por si el siguiente colectivo hace lo mismo que este que perdí, un camino no muy lindo porque hay que caminar una cuadra larguísima y oscura. Cuando voy por la mitad del camino más o menos veo a la distancia otro colectivo aproximándose. Me pongo a correr para no perderlo. Y esto es lo mejor de la anécdota: el colectivero me ve corriendo, para en la parada, sube un pasajero que había ahí esperando, yo estaba en la esquina anterior a esta parada (o sea, sólo tenía que cruzar la calle corriendo), me vuelve a mirar y ARRANCA, siguiendo de largo por el recorrido de siempre, por lo tanto, no había ninguna calle cortada como yo había pensado. O sea, el anterior se comió una parte del recorrido básicamente porque le pintó y el de ahora es un hijo de remil puta que ve a una boluda corriendo y en vez de esperar 5 segundos a que llegue a subir se va.


   Entonces decido ir por la cuadra por la que se desvió el otro colectivo, porque este forro que me dejó en banda tenía que pasar por otra parada que hay por ahí. Mis pulmones no daban más de tanto correr pero igual corrí, porque el bondi era capaz de ir a las chapas y yo me lo iba a perder de nuevo. Entre todo esto pasa un auto al lado mío, el que manejaba vio toda la secuencia y me dijo "son unos hijos de puta" y yo le digo TAL CUAL. Por suerte llego a la parada antes que venga el colectivo y me lo puedo tomar. 

Cuando subo nada de "buenos días", ni "por favor" ni un carajo, directamente le digo al chabón "me viste corriendo, ¿por qué no esperaste a que cruce la calle?". El muy hijo de puta se sonríe y me dice "estabas a mitad de cuadra, no puedo subirte a mitad de cuadra". LA CONCHA DE TU HERMANA, NO ESTABA A MITAD DE CUADRA, ESTABA EN LA ESQUINA, A METROS DE LA PARADA, NO TE COSTABA NADA ESPERAR POR EL AMOR DE DIOS.


   No sé si alguien alguna vez vio una persona con tanta cara de orto como la mía esa mañana. Menos mal que el bondi venía con las luces apagadas porque el chofer me llegaba a mirar y yo le encajaba mínimo 27 tiros o me mataba enfrente suyo para marcar para siempre el curso de su vida. Una fuerza divina me hizo llegar a tiempo y no perder la combi, pero venía tan del orto que estuve todo el viaje redactando un reclamo en la página de La Perlita, relatando no sólo el hecho que acababa de vivir, sino que también otros sucesos de la misma índole que son constantes, como que no veo un inspector desde el año 2013 aproximadamente, o la vez que esperamos el colectivo una hora en Ituzaingó y vinieron 5 (cinco) unidades juntas, de las cuales dos se quedaron estacionadas con los choferes boludeando, dos siguieron de largo sin mirarnos y la última nos levantó a todos los pasajeros, o cómo siempre hacen el recorrido que se les canta el orto y dejan a los pasajeros esperando como boludos por una hora, varios etcéteras; por cuestiones morales omití frases tales como "después se quejan cuando les cortan los dedos".


   Y recibí respuesta. 

   Me dijeron que iban a tomar las medidas necesarias para que esto no vuelva a suceder.



miércoles, 21 de junio de 2023

Capitalienses

    La gente de Capital a veces me es extraña. Los porteños, pero yo les digo capitalienses, porque al término se lo robé a alguien y después me quedó. Son como los latinoamericanos: nos entendemos entre todos, hablamos el mismo idioma (casi todos) pero pensamos y vivimos las cosas de manera diferente.


   Ahora, hay diferentes maneras de ser capitaliense. Podés haber nacido en Capital pero haber vivido la mayor parte de tu vida en Provincia, entonces, no te identificás como capitaliense sino que como bonaerense. Ese es mi caso, por lo tanto, que me digan que soy capitaliense es un insulto muy grande hacia mi persona. Capaz es medio ladri, como los yanquis que dicen ser latinos porque el tatarabuelo era mexicano pero sólo apelan a esa pseudo-latinidad para flashear ser oprimidos. Pero creo que lo mío es menos ladri, porque tengo vivencias bonaerenses y, por más que mi acta de nacimiento diga que soy capitaliense, en mi corazón nunca lo seré, escupo el suelo de la patria que me vio nacer.

También podés ser bonaerense, que esté en tu acta de nacimiento, haber vivido y crecido en Provincia, pero en un momento de tu vida haberte mudado a Capital e iniciar una metamorfosis hasta porteñizarte parcial o totalmente. Capitaliense de alma, no de piel. Por ejemplo, si residís en Capital y progresivamente te empieza a parecer muy lejos tener que tomarte un colectivo o un subte (ni hablemos de un tren) para ir a otro lado, te informo que ese es solamente el inicio de la metamorfosis.

Otro caso es ser capitaliense pero de las zonas menos capitalienses de la Capital, como Liniers o Lugano, que la gente olvida que son parte de ese territorio entonces si les decís "soy de Liniers" dudan de tu gentilicio. Y ahí depende de con quiénes sentís que resuena más tu corazón; para mí si el tren Sarmiento atraviesa tu localidad sos un hermano bonaerense pero de todos modos depende totalmente de cada persona.


   Si bien soy una orgullosa habitante del conurbano bonaerense, paso mucho tiempo en Capital. Sospecho que estoy más rodeada de bonaerenses que de capitalienses, más que nada porque los últimos son muy evidentes en los comportamientos que despliegan no sólo en sus hábitats naturales (por ejemplo, Palermo) sino en todos lados. No sólo se ponen en evidencia, sino que creen que están bien, incluso que son mejores que todos aquellos que los rodean. Por ejemplo, cuando vas a un recital y atrás tuyo hay un grupo de pelotudos debatiendo entre ellos en medio de una canción "esto es rock nacional? Noo, esto es indie. Mmm pero no son tan indies si van a grabar al exterior. Pero nacional es, si son argentinos. Pero el rock nacional suena más a Soda o Los Redondos o..." sin dejarte escuchar la canción y, cuando alguien los calla, se ríen y le hacen burla el resto del recital, es fija que son capitalienses: sólo ellos pueden creer que a todos nos interesa más las boludeces que están diciendo que escuchar a la banda que pagamos por ir a escuchar. Si el que los calló los amenazó con cagarlos a trompadas, es hermano mío. 

Otro ejemplo: si en un bar alguien pide un flat white en vez de un CORTADO, es capitaliense o simplemente un tilingo con aires de cheto, que es algo peor. 

 

   Una manera fácil de reconocer a un capitaliense es esperar a que exprese algo que evidencie lo desconectado de la realidad que está, esto suele suceder rápidamente. Una vez me tocó ver la historia de una emprendedora en Instagram hablándole a la cámara y diciendo que si pensamos todo el tiempo en lo pobres que somos, nos autosaboteamos y reforzamos ser víctimas, entonces tenemos que pensar positivamente para cambiar el destino. Se recontra regaló, es increíble: imparten su ignorancia gratuitamente como si nos hicieran un favor, creyendo que es sabiduría.


   Tal vez sueno como una forra igual lo soy, pero tengo amigos capitalienses (el clásico "tengo amigos negros", "tengo amigos gays"). Yo los quiero mucho, pero es evidente que nuestras vivencias no son las mismas. Para empezar, el capitaliense que viene a verte a Provincia es una especie única y en peligro de extinción. La mayoría piensa que la General Paz es la franja de Gaza y que una vez que la cruzás la única forma de volver es en un ataúd. ¿Ven mucho el noticiero? ¿Realmente creen que su ciudad es más segura? A John Lennon no lo mataron en Morón, pero bueno. 

Una situación que me marcó fue la primera vez que una amistad capitaliense me vino a visitar a mi ciudad, básicamente porque me hinché las pelotas de en 10 años ser yo la única que se tenía que movilizar sino no nos veíamos nunca, y vino sin el celular PORQUE LE DABA MIEDO. Y VIVEN ROBANDO EN LA VEREDA DE SU CASA!!!!!

 

   Otra cosa: realmente creen, o se autoconvencen, de que ahí todo es avanzado; que acá somos unos monos que nos cagamos a tiros, o que vivimos en ranchos de techo de paja, nos transportamos en burro y no tenemos internet. Y hay cosas muy básicas que yo no entiendo si son boludos o eligen ignorar. En Capital, por donde yo trabajo, el olor a mugre es insoportable. Los containers están tirados en medio de la vereda, abiertos, emanando olor, abrís uno para tirar algo y lo más tranqui que ves es una rata cebándote un mate. El piso está pegajoso, caminás y sentís que se te quedan pegadas las suelas de los zapatos, pasen la hidrolavadora por dios! En Ituzaingó por lo menos todas las casas tienen su tacho de basura en la vereda, a la noche sacás las bolsas y pasa el camión en un horario determinado y se lleva todo, no hay olor a basura o si lo hay es por un período limitado.


   Por último, para el capitaliense todo es lejos. No viene a Provincia porque es lejos, y porque le van a robar, aunque Constitución sea parte de su territorio. Tener que combinar un subte les parece un montón, si tienen que viajar media hora en colectivo la piensan porque les queda re lejos, y si no viven cerca de una estación de tren olvidate, el tren directamente para ellos no existe. El bonaerense tiene que hacer el mismo viaje que el capitaliense para ir a verlo, Y LO HACE. Al bonaerense le queda todo a más de una hora de viaje, posiblemente a por lo menos una combinación de transporte, y muy probablemente a veces el recorrido de cabecera a cabecera de un medio de transporte ni siquiera lo deje en su destino final. Pero a esa hora o más de viaje ya la tiene incorporada en su sistema, porque sabe que el mundo gira en torno a Capital, lamentablemente. A las horas que pierde de viaje, hacia el final de su vida, dios se las devolverá a modo de recompensa, ejecutando así la justicia divina bonaerense. Porque si dios es bueno, para mí, entonces es bonaerense y bostero.


lunes, 22 de mayo de 2023

El privilegio de ser un boludo

    Todo empezó cuando era chica y estaba con mis padres, en el corto período de tiempo que conviví con ambos a la vez. Ellos estaban en la cocina, mi mamá cocinando y mi padre parado al lado de ella, conversando; yo estaba en otra habitación haciendo la tarea de la escuela. En eso, me llama mi padre y me dice que le alcanzara a mi madre la manteca que estaba en la heladera. Al ver que él estaba literalmente parado al lado de la heladera y razonar que hubiese sido más fácil que él abriera la heladera y le alcanzara la manteca a mi mamá, que también estaba al lado de él pero con las manos ocupadas, antes que esperar que yo deje lo que estaba haciendo, me dirija hacia la cocina e hiciera lo mismo que él me pidió, le pregunté "¿por qué no se la pasaste vos si estás al lado?". El cuestionamiento a la autoridad de un padre proveniente de su hija de 8 años resultó en un seco "porque soy tu padre y yo lo digo" de su parte. Ese cuestionamiento a las normas sociales impuestas estuvo presente en mí por el resto de mi vida, dichas normas sociales siendo para mí más evidentes e injustas con el paso del tiempo.


   Volvamos al presente. Desde ese momento de rebeldía pasaron aproximadamente 16 años. Una de las varias cosas que me deparó el destino fue pasar a convivir con la parte materna de mi familia. Otros actos similares de rebeldía, tal vez justificados, culminaron en perder el contacto con mi padre hace diez años. Pero la injusticia no acaba, ya que actualmente convivo con mi hermano de 16, su viva imagen, y mi abuela, una señora con pensamientos antiguos a quien cualquier cuestionamiento, por más razonable que sea, le termina pareciendo un insulto hacia su persona. Para ella, mi hermano, como es varón, es un inútil por naturaleza y no por haber sido criado por ella de manera tal que crea que cualquier cosa que haga para ayudar en la casa es equivalente a un trabajo forzado. Yo, al ser la mayor y también ser mujer, debo no sólo hacer sin ninguna queja cualquier tarea que se me pida, sino que también debo estar dispuesta a servir a mi hermano y contribuir con su inutilidad.


   Pongamos un ejemplo: a mi hermano le iba mal en ciertas materias de la escuela y las tenía que rendir a fin de año. Yo le ofrecí todas las alternativas posibles: ir a profesores particulares, ayudarlo en lo que pueda y recuerde (porque hace mucho terminé el colegio y hay cosas que ya no recuerdo), ayudarlo a buscar tutoriales en internet, ir a las clases de apoyo gratis que ofrecía su colegio a contraturno, TODO. Y él siempre encontraba alguna excusa para no aceptar nada de lo que yo le propusiera. Mi abuela sabía que a él le iba mal, y en vez de hacer como cualquier persona normal y decirle "ponete a estudiar pendejo", me reclamaba A MÍ que yo no lo ayudaba. Le quise explicar que intenté todo y que, trabajando y estudiando en la facultad, tampoco tengo todo el tiempo del día disponible para ayudarlo a hacer los trabajos prácticos que le pedían (aparte, ¿cómo ayudás a alguien que no quiere ayuda?). La solución de ella era que yo le hiciera los trabajos prácticos para que apruebe. Estamos todos locos. Obviamente no lo hice, y obviamente tiene previas esas materias. Y obviamente mi abuela me sigue reclamando que no lo quise ayudar.


   Las cosas referidas a las tareas del hogar y la convivencia me sacan de quicio y me llevan al límite, algo que no contribuye a mi salud ni a mi economía porque termino perdiendo mi sesión semanal con mi psicóloga indignándome por estas cuestiones. Y son cosas que no implican mucho esfuerzo, pero que el pibe no hace y que mi abuela siempre encuentra una manera de justificar. 

Un tema frecuente es la recolección de las necesidades del perro. Desde que adoptamos al perro yo le aclaré a mi hermano que su tarea era juntar la caca. Si tenés una tarea asignada, lógicamente, no tenés que esperar a que alguien te venga a decir que la hagas. Mi tarea es cocinar a la noche, entonces, cada noche a la hora de la novela me pongo a cocinar. Él puede salir al patio cada hora, ver que hay caca y conscientemente decidir no limpiarla. En consecuencia, mi abuela sale, la ve y me viene a gritar a mí. Y yo le recuerdo que es la tarea de mi hermano, SU ÚNICA TAREA, y que le tiene que decir a él que lo haga. ¿Su respuesta? "Pero el perro es tuyo". EL PERRO ES DE LA CASA.


   Él, al ser varón, está excusado de toda responsabilidad y todo debe estar puesto a su disposición, el mundo gira a su alrededor y él no debe mover un dedo. Puede estar todo el día encerrado con la computadora, salir únicamente a comer, dejar su ropa sucia tirada en cualquier lado y tratar mal a todo el mundo, pero siempre tendrá una mujer atrás suyo cocinándole, juntando su quilombo, asegurándose de que nada lo perturbe. Y a una mujer siempre se le exigirá que lo sirva, porque sino no cumple su función. Así es como se terminó esperando que me levante antes que él para despertarlo (cuando existen los despertadores, que están muy buenos por cierto, llevo toda mi vida despertándome gracias a ellos y no veo por qué un hombre no podría hacer lo mismo en vez de depender de un tercero que cumpla esa función), me haga responsable de las cagadas que se mande, le prepare comida por más que nadie más en la casa vaya a comer, realice sus tareas, y varios etcétera. Y ahí es cuando me recuerdo a los 8 años cuestionándole el status quo a mi padre, quien me mandó a la mierda y más o menos ya me adelantó que toda la vida sería así. Pero nunca voy a dejar de cuestionarlo, de pelear, de reclamar. Porque mantenerlo resulta en chabones de 25 años a quienes sus madres les siguen eligiendo la ropa, eternos niños que pasan de ser criados por una madre a ser criados por sus novias o esposas como si fuesen bebés, incapaces de cualquier responsabilidad o razonamiento, hasta sus muertes.

 

   Algún día me voy a cansar y mandar a todos a la re putísima madre que los recontra parió. Pero no sé cuándo llegue ese día. Hasta entonces, me queda indignarme hasta que me termine explotando el cerebro, oh, ansiada libertad.