viernes, 8 de marzo de 2024

Tipos de clientes de un estudio contable

    La rompebolas: lo más probable es que ya sea vieja, factor que le agrega intensidad a su naturaleza rompebolas. Llama por teléfono cada vez que le mandás un mail porque no entiende lo que le estás mandando. Llama por teléfono incluso si no le mandaste un mail, para preguntarte por qué todavía no le mandaste lo que tiene que pagar, aunque el vencimiento sea en 10 días. Llama por teléfono para consultar cuestiones totalmente ajenas al estudio contable pensando que tenemos todas las respuestas, por ejemplo, por qué le piden que actualice la contraseña del homebanking cuando quiere ingresar. Si no atendés el teléfono no entiende que en ese momento no estás disponible o ya son más de las 5 de la tarde y no hay nadie en el estudio, ella va a seguir haciendo sonar el teléfono por 10 minutos pensando que ya la van a atender.

 

   El ordinario: se comunica exclusivamente por audios de whatsapp, ya que no posee la capacidad cognitiva necesaria para redactar una oración. En dichos audios, se olvida de que no está hablando con sus amigos del grupo de hinchas del Midland y se manda frases tipo "porque vite que con esto boludo nunca sabé" o "me mandas la constancia que esto hijo de puta siempre encuentran algo para hinchar la bola".


   La explotadora: es la vieja cuyo cerebro data del año 1910 y, por algún motivo, logró sobrevivir hasta el siglo XXI, pero conservando la forma de pensar del siglo pasado y viviendo en una realidad paralela. Por esto, la vieja cree que los empleados de su negocio son sus esclavos y cada tanto pregunta animaladas como si es obligatorio que los empleados tengan un franco todas las semanas o si es necesario aumentarles el sueldo cada tanto por más que cumplan siempre la misma función desde que los contrató en vez de incorporar tareas nuevas.


   La alien (porque vive en otro planeta): es una mina que no entiende nada de nada. Todos los meses te pregunta las mismas cosas, que no entiende, porque ni siquiera se digna a leer los mails que le mandás; pero encima tiene el tupé de cuestionar por qué el sueldo de su empleado está liquidado de tal manera, como si ella supiera lo que es la escala salarial del convenio o en qué se basa el sueldo de un empleado; simplemente ve que le tiene que pagar un poco más que el mes pasado y te dice que seguramente vos hiciste algo mal. Siempre que le mandás las boletas sindicales te pregunta qué son y por qué se las mandás si ella nunca las pagó, por más que se las estés enviando desde hace tres años.


   El Padrino: tenés tus sospechas pero nunca tenés del todo claro qué hace ni por qué te manda un mail desesperado a las 2 de la mañana preguntándote una duda urgente que lo tiene muy preocupado, y, la verdad, mejor no saber.


   El colgado: es el típico cliente que espera que vos tengas poderes mágicos para hacer algo que te pide pero que en gran parte depende de él; por ejemplo, te pide que le mandes en un PDF los comprobantes de pagos de ingresos brutos de los últimos tres meses, que aún no pagó. Cuando le avisás que al consultar figuran como períodos impagos y que te diga cuando los abone para poder enviarle lo que te pide, no te responde más. Te vuelve a escribir dos semanas después quejándose porque no le mandaste lo que te había pedido y ahora lo necesita con urgencia. Vos le reiterás que al consultar en el día de la fecha siguen figurando como impagos y no le podés mandar el comprobante de algo que no pagó, que te avise cuando lo haya pagado para poder mandarle lo que te pide. El ciclo se repite indefinidamente.


Continuará...



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