sábado, 11 de diciembre de 2021

La traición hacia uno mismo (o "pollerudismo")

    Hay un tipo de gente en particular por el cual yo no puedo sentir respeto: la gente que se pone en pareja o empieza a salir con alguien y cambia su personalidad. Y no me refiero a los que simplemente están pelotudos porque estan enamorados, no, estos son peores.

   En mi barrio había una piba de mi edad, vamos a llamarla Roberta para simplificar el relato. Roberta era hincha a muerte de Boca Juniors. Toda su vida alentó a Boca, fue a la cancha, fue a romper el McDonald's del obelisco en el día del hincha de Boca, desde que tengo memoria se paseó por todos lados portando orgullosamente su remera de Boca y hasta su nombre en facebook era Roberta CABJ (Xeneize). Un día, Roberta se puso de novia con Marcos, mi vecino, que era tan fanático enfermo como lo era ella, pero de River Plate. De un día para el otro la empezamos a ver usando remeras de River, cambiando su nombre de facebook a Roberta CARP y cosas así. Al año terminó con Marcos y supimos que se puso de novia de nuevo no por verla con algún otro pibe, sino porque ahora andaba por la vida con una remera de Racing. Así, tan rápidamente, un aspecto fundamental de su personalidad se fue para ser reemplazado por lo que denominamos pollerudismo. Además, ¿cómo pretendés que yo confíe en vos, en tus intenciones y en la pureza de tus sentimientos si traicionaste a tu club, la pasión de toda tu vida, para moldearla de acuerdo al boludo de turno con el que andás?


   Casos como el de Roberta hay mil, y yo presencié muchos. Desde un amigo que odió toda su vida ir a los boliches que comenzó a ir sólo porque a su novio le gustaba la joda (para posteriormente ser dejado por alguien que este mismo novio conoció en el boliche al que iban cuando aún estaban en una relación) hasta mi prima que un día conoció a un cristiano y dejó su vida de fiestas y coma alcohólico (además de a toda su familia, pequeño detalle) para dedicarse a atender gratuitamente el almacén de su suegra pensando que así el chabón la iba a querer más. Estas cosas me hacen querer cortarme las venas con un pelapapas.


   Luego de mucho tiempo presenciando estas situaciones llegué a un punto en el que yo sé, a través de pequeños indicios, cuándo alguien cercano a mí va a empezar con esta pelotudez. Puede comenzar con verlos comer una empanada de verdura, que jamás en su puta vida hubiesen comido y, de hecho, si fuese la última empanada en el mundo la escupirían antes de dar un segundo bocado; pero de repente te dicen "ay es que Mati es vegano y me hizo probar y la verdad que están re buenas!" con un evidente dejo de asco muy mal disimulado en su semblante. O también al verlos poner un enganchado de El Pepo y su superbanda gedienta cuando toda su vida odiaron y despotricaron contra la cumbia, incluso rozando el nazismo en sus comentarios; pero ahí los tenés, moviendo la cabeza al ritmo de la música que tanto criticaron y pretendiendo que saben en qué parte de la canción hay que hacer palmas.


   Es como que yo, de repente, conozca a alguien que ama a Oasis y me convierta en fan de Oasis. Odio a Oasis. Antes que escucharlos o estar con alguien que los escuche mucho considero más digno pegarme un tiro. No pierdan jamás aspectos tan propios de ustedes, por favor.

martes, 7 de diciembre de 2021

    Lo más cerca que estuve de Estados Unidos fue cuando una vez en la facultad una profesora salió cinco minutos y cuando volvió nos dijo "bueno chicos, me acaban de decir que entró una persona armada al edificio y anda dando vueltas así que no salgan".

miércoles, 24 de noviembre de 2021

Los odio con toda mi alma

    La época de fin de cursada suele ser caótico porque son demasiadas cosas juntas en un corto espacio temporal. En el caso de la materia que yo estaba haciendo aún más, porque tenía que hacer un trabajo final con un compañero y, aparte, armar un portfolio con todos los trabajos prácticos del cuatrimestre y sus procesos. Uno piensa que, en esta ocasión, la tecnología es una aliada; ya que nos permite comunicarnos rápidamente con nuestros compañeros y ayudarnos mutuamente en lo que necesitemos. Mentira. Sólo sirve para rompernos las pelotas, indignarnos y hacernos desear morir. 


   Todo lo que estoy relatando en este momento ocurrió en un solo día: el último día que teníamos para entregar todo, donde el grupo de whatsapp explotó de mensajes. Yo entré a leer las conversaciones cada tanto, ¿por qué? Porque indignarse para poder escribirlo más tarde es mi motor en la vida. Aprovecho el cierre de este párrafo para agradecerle a mis profesores hijos de remil puta por poner un feriado como fecha de entrega, arruinándome el fin de semana y la vida.


   Desde temprano había gente diciendo que era muy difícil, que no sabían cómo hacer el portfolio, cuando encontrar la consigna y la explicación de cómo hacerlo implicaba algo tan fácil como iniciar sesión en el campus virtual. Obviamente, todo esto devino en 350 mensajes a lo largo del día de personas preguntando "chicos alguien sabe cómo hacer el portfolio??".


   A la tarde, un pibe nos comenta que tiene que rehacer un texto de un trabajo anterior y pregunta si alguien que lo tenga terminado se lo puede enviar para guiarse en la redacción del suyo. Algunas personas se lo mandamos, pero al toque que este pibe mandó el mensaje salta una estúpida mina diciendo "ah no, acá olvidate de pedirles que te ayuden con algo porque no te dan ni bola, yo les pedí si alguien me mandaba su portfolio para verlo y no me contestó nadie". Digo yo, ¿no será porque NADIE LO TERMINÓ TODAVÍA? De más está decir que esta mina, obviamente, fue rápida para bardear a todos pero ni ahí le mandó al chico lo que pidió.


   Más a la noche todos empezaron a derrapar. El punto cúlmine fue cuando apareció una chabona diciendo "chicos, yo del último trabajo práctico no hice nada. Qué hay que hacer ahora exactamente?". Ahí lo empecé a sentir: el accidente cerebrovascular materializándose de a poco en mi organismo, pero igualmente seguí leyendo. Volviendo al caso de esta chabona, la gente le empezó a decir que tenía que hacer el portfolio, a lo que la mina responde "y cómo se hace eso? Es con los trabajos anteriores? Porque yo no tengo nada de eso, ya lo borré". Desde la primera clase aproximadamente tenemos TATUADO EN EL ALMA que no hay que borrar nada. A esta altura, mi cabeza ya no comprende tanta idiotez. Pasa más o menos una media hora, y esta chabona vuelve al grupo a decir "no sé cómo hacerlo desde el celular porque se me baja mucho la calidad. Sino recurso y ya fue" BUENO HERMANA, DALE, HACELO SIN AVISARLE A NADIE PORQUE NO NOS IMPORTA. Algún otro colgado pregunta, inmediatamente después de estos mensajes, "hoy tenemos clases?", y yo pienso que si fuese como este tipo de gente viviría más tranquila. Imaginate vivir en una dimensión completamente paralela en la cual la noción de día laboral y día feriado no tiene diferencia alguna, porque estás en un nirvana de alpedismo total en el cual la realidad de la gente común no te toca ni por asomo.


   Siguen pasando las horas, la desesperación abunda y la gente solidaria que cree en el compañerismo va perdiendo la paciencia y, con mucha razón, pensando que son todos unos hijos de puta. Alguien pregunta si tenemos los links del archivo de los trabajos prácticos anteriores que nos mandó el profesor por si nos faltaba algo, link que fue enviado innumerables veces a lo largo de todo el fin de semana y que se encuentra en la descripción del grupo de whatsapp. ¿Saben que el whatsapp tiene una maravillosa función con la que, tocando el ícono de una lupa y escribiendo una palabra clave, podés encontrar en los cientos de mensajes anteriores lo que necesitás sin tener que preguntar nuevamente? Parece que no. Pasan un par de minutos y nadie le responde, ante lo cual esta persona decide citar su propio mensaje diciendo "alguien los tiene??". Otra persona, con las bolas recontra hinchadas, le responde "están más arriba, ya los pasaron 200 veces jaja" (siendo evidente la pasivoagresividad en el uso de ese jaja).

   En este momento vuelve a aparecer ella, la estrella, la chabona perdidísima, a las 22:12 de la noche, preguntando "hoy dan clase los profes? Pasaron link?" siendo que el horario de clase normal durante todo el cuatrimestre fue a las 19:30 horas de los días hábiles. Que el celular sea un aparato que me costó una considerable cantidad de dinero fue lo único que me frenó de encender el horno y meterlo ahí adentro para que explote. Alguien, irónicamente, le responde "jajaja ya casi estaría terminando la clase si hubiese habido". La chabona SE OFENDE y responde "bueno disculpame por no saber"; por el amor de dios y todos los santos evangelios, no cursaste una puta clase en todo el cuatrimestre? QUÉ ESTÁS HACIENDO ACÁ? NO PREFERÍS IRTE A DORMIR? 


   Luego de la medianoche y muchos mensajes de "ya entregué" que no eran de mi interés porque no conozco a nadie, la actividad del grupo cesó mágicamente. Me dije "a que mañana empiezan a preguntar si alguien sabe cuándo nos van a corregir lo que entregamos". El día siguiente venía con sorpresa.


   A la mañana nos llega un mail de una de las profesoras a todos los alumnos, diciendo que la sección de la entrega seguía habilitada hasta la medianoche por si alguien tuvo alguna complicación para subir los archivos. Obviamente esto devino en mucha gente diciendo "ay me apuré al pedo", lo que me demostró que si le das a un pendejo 100 días para realizar una tarea, va a comenzar a hacerla al anochecer del día 99. Literalmente les estaban dando un día más para terminar lo que tenían que haber terminado ayer, así que tenían que hacer eso: cerrar el orto, terminar el portfolio y subirlo.

   Al poco tiempo, un idiota dice "si subo todo a la carpeta de drive así nomás y después de la fecha de cierre de la entrega encuentro alguna boludez que me haya olvidado de subir, puedo modificarlo tranquilamente porque total es mi drive y los profes no se van a dar cuenta porque no les cambia el link ni nada, no?"


Fallecí. 

Que en paz descanses Olivia.


miércoles, 17 de noviembre de 2021

   Hoy estaba flasheando en mi mente y me puse a pensar que me es fácil perdonar pero jamás me olvido de nada, entonces es medio al pedo lo de perdonar. Capaz un día está todo bien con alguien y de la nada una vocecita en mi interior me dice "¿te acordás cuando a vos te gustaba un chico y tu amiga lo sabía e igualmente se puso a chamuyarlo con la excusa de que vos igualmente no lo ibas a hacer porque te daba vergüenza? ¿Y te acordás esa vez que habían arreglado para ir a pasear juntas pero terminó invitando a un amigo suyo que a su vez invitó a más amigos y al final fuiste expulsada de tu propio paseo? ¿Y te acordás cuando le pediste que no le cuente algo a alguien en particular y se lo terminó contando justamente a esa persona?". Entonces termino filosofando sobre si en realidad los perdoné o si, como soy incapaz de expresar algún tipo de enojo y le escapo a la confrontación, prefiero decir está todo bien monooo y que esa bronca se quede conmigo pero al costo de que rebrote cada tanto. Y me quedo enojada, pero conmigo misma, porque soy una boluda. NI SIQUIERA ME PUEDO ENOJAR BIEN CON ALGUIEN PORQUE ME DA CULPA ENOJARME.

   Qué garrón la vida.



jueves, 7 de octubre de 2021

    Las  cosas más insólitas que vi en mi vida estudiantil fueron estas:


  1. Salí de rendir un parcial, con los nervios me olvidé de comer así que le compré un sánguche a los hippies que vendían comida en la vereda y entré a comerlo a la facultad porque hacía frío. No tenía ganas de buscar un aula vacía, así que me senté en unos escalones que había cerca de la zona de los baños, de donde salía alto olor a marihuana. Al rato, de uno de estos baños sale un chabón que jamás vi en mi vida, me mira y me dice "¿QUÉ HACÉS AMIGUITA? ¿TODO BIEN?" mientras baja los escalones en los que yo estaba sentada, se come los últimos tres y sale volando. Cae de jeta al piso, yo me levanto para ayudarlo pero se incorpora a los dos segundos y desaparece en el horizonte.

  2. Estaba cursando una materia intensiva en modalidad virtual. Los parciales se rendían en la Facultad de Ciencias Económicas, en microcentro. Cabe mencionar que el lugar físico en donde había que ir a rendir fue aclarado en aproximadamente 150 ocasiones, para evitar confusión. El día del primer parcial estaba en camino a esta facultad y se me dio por leer el grupo de whatsapp de mis queridos compañeros, donde recientemente empezaron a caer muchos mensajes juntos. Así logré atestiguar la siguiente conversación:

    Piba: Chicos dónde están las aulas para rendir? Porque pregunté y nadie me sabe decir donde rendimos nosotros
    Persona X: Las listas con los nombres están pegadas afuera de las aulas, no puede ser que no las hayas visto, dónde estás?
    Piba: *describe el lugar*
    Persona Y: Pero dónde es eso? Tenemos que rendir en FCE, segura que estás ahí?
    Piba: AY CHICOS ME QUIERO MATAR, ME CONFUNDÍ DE FACULTAD Y NO VOY A LLEGAR A RENDIR, YO VINE A FADU (o sea: EN LA LOMA DEL ORTO!!!!!!)

  3. Un chico hace la siguiente pregunta en un grupo de whatsapp:
    "Chicos, yo tengo un piercing en la nariz. Dicen que me dejan entrar a rendir el parcial o me lo tengo que sacar?"


domingo, 19 de septiembre de 2021

    Creo firmemente que hay que abolir los souvenires de eventos. Llega un momento de tu vida en el que tenés sobre el mobiliario 5 muñequitos, 2 bebés deformes de porcelana fría, 1 cisne de plástico con un líquido verde de dudosa procedencia adentro y una pluma roñosa pegada al costado, 1 reloj que no funciona con la cara de una quinceañera que jamás volviste a ver y un par de velas enanas e inútiles que no te sirven ni para cuando se te corta la luz. Pasan los años y siguen ahí, juntando polvo; vos no sabés por qué carajo no los tirás pero permanecen en el hogar y se van pasando de generación en generación, como una reliquia.


   Una vez recibí el souvenir más pedorro del mundo, pero que, a la vez, terminó siendo el más útil de todos.


   Fui al quince de la hermana de una amiga y su souvenir fue una remera, de la tela esa fea que se llena de pelotitas y olor a chivo, estampada con la frase YO ESTUVE EN LOS 15 DE MARTA, en el estilo de esos carteles que dicen "Keep calm and alguna boludez". 

En su momento pensé "¿a quién en su sano juicio se le puede ocurrir gastar plata en ESTO que nadie va a ponerse jamás?". La vida me hizo cambiar de parecer.


   Cuando tengo que teñirme el pelo, agarro la remera del 15 de Marta porque no me importa que quede manchada. Cuando no tengo qué ponerme para dormir, la remera del 15 de Marta es lo que mejor sustituye un pijama. Cuando llueve hace 2 semanas y no tenés más ropa limpia porque no podés ponerla a secar, la remera del 15 de Marta siempre está ahí, limpia, para salvarte de tener que estar en teta hasta que vuelva a salir el sol.


   Te amo, remera del 15 de Marta. Sos el mejor souvenir choto que pude haber recibido.


jueves, 9 de septiembre de 2021

El capo de Puan

    En una de las materias pertenecientes a una de las varias carreras por las que pasé en mi vida, tuve un compañero muy particular, que no entendía una goma de las clases (como la mayoría, yo incluida) y, en su desesperación por no recursar, su táctica era ganarse a la profesora generándole simpatía. Como en las películas yanquis en las que el alumno insoportable de secundaria es popular y consentido por sus profesores, lo cual siempre lo hace zafar de las consecuencias de su estupidez, pensó que esta actitud lo llevaría al triunfo; o mínimamente a la nota necesaria para aprobar. El problema era que la profesora estaba harta de que el chabón interrumpiera todo el tiempo, pero él parecía no entender las expresiones faciales del ser humano.


   Él entraba al aula deslizándose con actitud relajada, con su pelo engominado, campera de cuero y lentes de sol que sólo se sacaba si la profesora le dirigía la palabra, porque el resto de los pobres mortales no eran dignos de ver su rostro. Siempre tuve la impresión de que en su cabeza sonaba The final countdown de Europe cada vez que entraba a una habitación con gente. Era ese típico alumno que interrumpía con comentarios sarcásticos creyéndose gracioso, e ignoraba que sólo producía en los demás ganas de revolearle una silla por la cabeza.


   Un día, no recuerdo bien en qué circunstancia, hizo un chiste vinculado a la política. Fue tan intrascendente que ni siquiera puedo recordar el chiste; pero sí recuerdo que lo dijo largando una risa irónica al final y que me hizo pensar "pero qué pelotudo". La profesora se quedó mirándolo seria por varios segundos, la tensión era evidente en el aire. El pibe, consciente en ese momento de que dijo una pelotudez pero sin querer aceptarlo, se puso a explicarle el chiste a la profesora, y al final dijo "dale profe, era un chiste, ¿no lo entendió?".

   Ella le dijo "sí, lo entendí. Pasa que no me dio gracia".


   La amé. Esa mujer me puso un 1 en un parcial y recursé su materia, pero la amé.


jueves, 2 de septiembre de 2021

De cuando casi tengo un ACV

 Hay veces en las que me toca ser testigo de algo y lo único que puedo hacer es agarrarme la cabeza y decir "no, no puede ser. NO PUEDE SER. NO LO PUEDO CREER".


Contexto:

Desde la facultad nos envían un trabajo muy simple en un principio, que consiste de fotografiar un objeto que tengas en tu casa desde diferentes ángulos, mostrando su funcionamiento y sus partes. La consigna muy claramente dice fotografiar. Vos, por medio de tus acciones, tenés que tomar una foto de este objeto que elegís. Puede ser un teléfono, una maceta, un cohete espacial, lo que quieras, pero lo tenés que agarrar y llevar a cabo la acción de sacarle fotos. A estas fotos las tenés que subir a un muro en el cual lo van a poder ver tus compañeros y profesores.


Al terminar de organizar mi trabajo, lo subo a este muro colaborativo y sigo con mi vida. El día siguiente me despierto y tengo 480 mensajes en el grupo de whatsapp de esta materia. Antes de silenciarlo para siempre, como soy chusma, me pongo a ver de qué conversan mis compañeros a quienes quiero tanto.

En un momento leo a alguien que dice "chicos, yo no quiero ser aguafiestas, pero en el muro vi que muchos subieron fotos sacadas de internet y el profe había dicho que no las saquen de google".


Ahí ya empecé a pensar "no, por favor, díganme que es mentira, díganme que no son tan infelices". Entro al muro para comprobar, con horror, que era verdad. 

Sigo leyendo la conversación y aparece Ella (nadie sabe su nombre, ni el mío; todos somos entes). Ella dice "ay, si sabía las sacaba de pinterest" (fuaaaaaa amiga sos re graciosa!!!!), pero lo mejor fue cuando dijo, y cito textualmente:


"Tenía entendido que tampoco tenía que ser algo necesariamente nuestro, qué paja ir a un lugar específicamente o tener que salir para que las fotos sean propias o algo así. Realmente creo que da igual de dónde sean las fotos"


En ese momento viví la experiencia más cercana posible a un accidente cerebrovascular y empecé a decir "NO, NO PUEDE SER. NO PUEDE ESTAR PASANDO ESTO. ESTAMOS EN LA UNIVERSIDAD, NO PUEDE SER REAL ESTO".


Ya está, ya estoy tranquila.



Sólo quiero repetir que LA CONSIGNA DECÍA FOTOGRAFIAR. TAN DIFÍCIL ES??????



martes, 10 de agosto de 2021

La impaciencia que nos carcome cada día

 La semana pasada me encontraba haciendo fila en una librería para sacar 200 fotocopias. Cuando llega mi turno y le paso el pendrive al empleado, se mete una tipa y sin decir "disculpame", "permiso" ni nada, pregunta si tienen algún mail para mandar lo que necesita imprimir. Yo le señalo que en la vidriera hay un papel pegado con el número y la dirección de mail de la librería por si tiene que mandar algo y venir a retirarlo otro día. Me dice "ay, pero no leo" y yo le dicto fotocopias pirulo arroba hotmail punto com. No dice nada y sale.


A los 2 minutos, la tipa vuelve a entrar al negocio y pregunta si puede mandar las cosas por mail ahora. El empleado le dice "sí, pero yo estoy imprimiendo otras cosas ahora, si es mucho va a tardar un poco". La tipa sale, para volver a entrar y avisarle que acaba de mandar el mail y que va a estar afuera esperando. 

Yo le digo al empleado si no prefiere que yo salga así puede atender a esta boluda mujer y me avisa cuando ya estén mis fotocopias. El hombre me dice "no, que espere" y en ese momento sé que voy a volver a esta fotocopiadora por el resto de mi vida. 


El empleado me devuelve mi pendrive (o sea, no pasaron ni 5 minutos desde que yo ingresé al local y recién empezó a fotocopiar lo mío) cuando, sí, adivinaron, la mina que estaba afuera entra nuevamente, esta vez para preguntar si hace fotocopias doble faz. PERO POR DIOS, YO NO PUEDO CREER LA BOLUDEZ HUMANA. ES UNA FOTOCOPIADORA. CÓMO NO VA A HACER DOBLE FAZ?????? Mientras le pongo play a lo que estaba escuchando para evitar que mi masa encefálica se empiece a escapar de su lugar luego de tener que oír lo que preguntó esta mina, ella vuelve a salir.


En el tiempo que esperaba mis fotocopias, me di vuelta para observarla a través de la puerta de vidrio e intentar entender qué le impedía esperar como una persona normal a que el cliente que está adelante suyo termine de ser atendido. Cabe mencionar que esta no era la única fotocopiadora en Ituzaingó y que además estaba en una cuadra con cinco escuelas y, por lo tanto, muchas librerías y fotocopiadoras más a su alrededor a las que podés ir si estás muy apurado.


Mis fotocopias terminaron de imprimirse en aproximadamente 5 minutos. Mientras estoy pagando, la mina, que seguía afuera, VUELVE A ENTRAR y pregunta a qué hora cierran.

Afuera hay un cartel con el horario.


Al irme sentí la felicidad estallando en mi pecho.



martes, 6 de julio de 2021

Liniers

 El otro día estaba volviendo a mis pagos en tren luego de realizar mi actividad favorita (léase malgastar dinero comprando discos en una feria). Venía sentada al lado de la ventana, el vagón estaba lo suficientemente vacío como para no preocuparme por que alguien se siente a mi lado, y mi plan era pasar esos 40 minutos escuchando música y mirando el horizonte conurbano en paz. 


En los asientos de adelante mío venía sentado un tipo (de ahora en adelante, El viejo) que, ni bien le puse play a la música, se dio vuelta obligándome a pausar la canción. Me pregunta si este tren va para Liniers y yo le digo que sí. Se da vuelta y yo resumo mi actividad.

El tren se detiene en la estación siguiente, que tiene un cartel que muy claramente dice FLORES. El viejo se da vuelta nuevamente.

—¿Liniers?

—No, Flores.

—PERO YO QUIERO IR A LINIERS.

—Bueno, pero todavía faltan algunas estaciones. Yo le aviso cuando esté llegando a Liniers.

—¿Usted me avisa? (no me traten de usted por favor, tengo 22 años)

—Sí, yo le aviso.

Nótese mi expresión de compromiso de avisarle, que es un punto clave en el resto de esta historia.


Al llegar a la siguiente estación, el viejo vuelve a girarse para enfrentar mi simpático rostro, y decide preguntarle a las personas que están en la otra fila de asientos si ya estábamos en Liniers.

—No, la estación que viene tampoco es; es la otra. 

—Yo le aviso cuando esté en Liniers—reitero.

—Ve, la chica le va a avisar.

—¿Es la que viene?—vuelve a preguntar el viejo.

—NO, LA OTRA—decimos al unísono el pibe del otro asiento y yo.


A los pocos segundos de finalizado este diálogo, el tren entra a Villa Luro. El viejo, sí, como adivinaron, se da vuelta una vez más y yo, ya con mi auricular en la mano y sin darle tiempo a hablar, le digo "esta no es Liniers. Es la siguiente. Yo le aviso"

El viejo mira a su alrededor mientras las puertas del tren aún están abiertas, inseguro, como si el pibe del otro asiento y yo le estuviésemos mintiendo por algún motivo incomprensible. Amaga con bajarse, pero empieza a sonar el pitido que te avisa que se van a cerrar las puertas. Igual, por qué te bajarías en Villa Luro si te tenés que bajar en Liniers y hay un cartel gigante que te dice que estás en VILLA LURO, Y QUÉ CARAJO PODRÍAS HACER EN VILLA LURO ADEMÁS??


El tren sigue su camino y ya va entrando en un paisaje que fácilmente puede percibirse que es Liniers por su característica flora y fauna de colectivos y carteles luminosos; además, la gente se levanta de sus asientos y se acerca a las puertas, porque casi todos se bajan ahí para poder hacer una combinación que los lleve a un nivel más profundo del conurbano. El mismo tren, por su altoparlante, anuncia ese mensaje que tantas veces me despertó de alguna siesta: próxima estación, Liniers.

—Señor, ya llegamos a Liniers—le digo.

—¿Esta es Liniers?

—Sí.

El viejo mira a su alrededor, el tren ingresa en la estación donde los carteles claramente dicen LINIERS.

—¿LINIERS?—me dice nuevamente.

—Liniers—le confirmo. A esta altura siento que llegaremos a un punto en el que, como humanidad, nos comunicaremos así, con oraciones conformadas por una sola palabra cuya única variación será la entonación que nos permitirá entender el verdadero sentido de lo que nos quiere decir nuestro interlocutor. 


El viejo se para, me desea que Dios me bendiga y se baja.

Antes de que se cierren las puertas, lo oigo preguntándole a alguien en el andén si está en Liniers.




viernes, 2 de julio de 2021

 Siempre está ahí, esa persona, esperando su momento para hacer ese comentario "casual" (especial énfasis en las comillas) que la eyectará hacia la estratósfera del ego.


Todos discuten algo que tiene tanto que ver con lo que esta persona tiene para decir como el partido Eslovenia-Paraguay con la caída del imperio Otomano; hasta que ve la oportunidad, un mínimo espacio donde puede arrojar su comentario como una bomba:

"Ah no, yo no necesito copiarme porque estoy haciendo una maestría en Inglaterra y..."


FLACA


PODRÍAS ESTAR PREPARÁNDOTE UNA CHOCOLATADA EN EL PATIO DE TU CASA Y ME IMPORTARÍA LO MISMO QUE LO QUE ESTÁS CONTANDO EN ESTE MOMENTO


O SEA: N A D A.


sábado, 29 de mayo de 2021

Breve escena

 Un día normal en un grupo de whatsapp normal. Los estudiantes discuten notas de parciales, textos que deben leer, horarios de las clases. De repente, alguien envía un link: un video del centro de estudiantes, en el cual plantean proponer al decano de la facultad una modalidad de clases presenciales y clases virtuales simultáneamente, opciones entre las cuales los alumnos podrán elegir según su preferencia. Esta noticia genera un debate entre los miembros del grupo.


ALUMNO 1: Muy bueno eso de que cada uno decida si ir presencial o ir virtual.

ALUMNO 2: Creo que no pasa por lo que quiera cada uno, sino que pasa por una situación de emergencia nacional. La presencialidad contribuye a los contagios y, personalmente, me resulta increíble que se esté proponiendo volver a la "normalidad" con más de 40.000 casos diarios.

CARLOS: Que se vacunen todos y se dejen de joder.


Todos los ALUMNOS rompen en llanto y aplausos: CARLOS, con su infinito conocimiento y capacidad de análisis y razonamiento, les acaba de brindar la solución a todos los problemas de la actualidad.


TELÓN

miércoles, 26 de mayo de 2021

Sed de atención

 La gente que llama la atención está presente en todos los ámbitos de la vida cotidiana. Al ser una persona introvertida cuyo mayor sueño siempre fue el poder ser invisible, la necesidad que tienen algunas personas de ser observadas por los demás es algo que va más allá de mis capacidades comprensivas. Mi idea para este post es describir a este tipo de personas (en su mayoría insoportables), por lo menos las que pasaron por mi vida.


Cohete en el orto: siete de la mañana, el aula está tranquila y de repente entra este ser, este ser detestable que necesita gritar para existir. El profesor todavía no llega, todo está en silencio, todos los pibes estamos dormitando sobre nuestras mochilas. 

Y llega anunciando:

"LA CONCHA DE LA LORA TENGO SUEÑOOOO"

Y uno piensa "a quién carajo le importa??", pero para esta persona es importante que todo el mundo sepa que tiene sueño. Una amiga le dice callate boluda, ante lo cual Cohete en el orto responde CERRA EL ORTO VOS WACHA.

Y así pasan los días de convivencia forzosa con este espécimen, que se ve motivado a gritar para llevar a cabo la comunicación básica humana, aunque no sea necesario. También puede realizar otras acciones, tales como discutir con profesores porque la cambian de asiento para que se calle y pararse a zapatear sobre las mesas.


Lo sé todo: este es el tipo de persona que hizo TODO en la vida y se la pasa corrigiendo a los demás, porque sabe todo. Desde la formación del equipo de 1974 de Peñarol hasta qué quiso decir exactamente Marx en El capital (conocimiento clave para tener debates que a todos les chupan un huevo con el profesor en medio de la clase), esta persona tiene tal cantidad de conocimientos almacenados en su cerebro que su cabeza es más grande que la del ser humano promedio, producto del crecimiento de su cerebro, que late cada vez que intenta recordar algo para generar discusión. 

No importa que Lo sé todo sea un pibito de 19 años cursando Semiología por primera vez en su vida: ya que su cerebro creció por leer posts de curiosidades en Taringa a los 11 años, mira hacia abajo al discutirle al profesor que está equivocado al decir qué es lo que significa el signo para Saussure, todo desde su pedestal de superioridad imaginario.


Payaso: el Payaso es el típico ser que, si no hace un chiste o comentario gracioso en todo momento, se marchita y muere como la planta que te olvidaste de poner al sol. Su fotosíntesis es generar risas, pero por lo general genera un "ja" minúsculo, que pronuncia alguien por lástima para que su esfuerzo no pase sin pena ni gloria. Es que, para él, no existe ocasión que no pueda ser mejorada por algún comentario suyo; ya sea que se esté hablando del holocausto o de tu infancia en Siria. 


Sacrificio: este es el tipo de persona que te va a contar una y mil veces todos los sacrificios que hace día a día para vivir. Empieza de a poco, contando cómo le cuesta a veces estar presente en las clases porque se le superponen los horarios, pero progresivamente va escalando hasta llegar al punto en que 150 desconocidos conocen más de su vida que de la materia que están estudiando. Primero te enterás que su marido no ayuda con nada en la casa (cuestión que introdujo oportunamente cuando se discutía un tema relacionado en la clase), después que tiene dos trabajos porque su marido parásito tampoco trabaja, lo cual le dificulta estudiar; a los dos días sabés toda su vida y la de su familia extendida. A pesar de haber mencionado 50 veces que tiene hijos, considera que es necesario decir "porque yo soy mamá..." cada vez que participa, por si alguien de casualidad no la escuchó. Y, si por casualidad lo olvidaste, también aparece en las videollamadas con la cámara apuntando hacia el cochecito del nene que está al lado suyo jugando mientras toma apuntes.


Complejo de influencer: esta gente surgió gracias a las redes sociales, lo cual es un punto en contra para todas. Se levantan y comparten una foto del matecocido con pan quemado que están desayunando, que yo no te digo que no hagas un par de veces, porque la felicidad y el deseo de compartirla también pueden estar en ese matecocido; pero estas personas lo hacen TODOS los días, para sus 107 seguidores. A lo largo de la jornada, suben a instagram historias hablándole a la nada sobre cómo el tren venía lleno, la fila del supermercado era muy larga, el regalo de cumpleaños que le piensan comprar a la tía Pochola o cómo todas las personas que la rodean le tienen envidia y le quieren hacer daño. En el medio van intercaladas imágenes de NO SABÍA QUÉ PONERME Y ME PUSE FELIZ!!! y LEVANTA LA CABEZA REINA QUE SE TE CAE LA CORONA. Antes de dormir, va  la obligatoria foto en tanga diciendo buenas noches.


Conclusión:

Los odio.


lunes, 24 de mayo de 2021

Hola

 Debo tener bajo mi poder 10 o más blogs cuya existencia olvidé hasta que, al entrar a blogger, me reencontré con ellos. Escribo desde hace mucho y he tenido seguidores en mis blogs de la pubertad y la adolescencia, pero me da vergüenza seguir volviendo ahí cada tanto y que queden entremezclados posts de cuando mis problemas eran la profesora de educación física de 2do año con otros de cuando volvía llorando de la facultad después de desaprobar un final. Tuve un par de blogs con lectores, y muchos otros que nadie conoció, todos hechos con distintos mails y seudónimos para preservar el misterio; con un contenido más poético/depresivo y que justamente oculté pensando "no sé si quiero que me conozcan TANTO"  


Cuando era pibita, escribía sobre mi vida cotidiana. Y era divertido. Volvía de la escuela con ganas de escribir sobre ese compañero boludo que vivía intentando llamar la atención, o me quejaba de las veces que salía medio obligada de mi caparazón para interactuar con personas en situaciones horribles; pero me reía mucho escribiendo. De chica quería ser escritora (uno de mis tantos sueños frustrados), y escribir blogs fue lo más cercano que tuve a eso. El tiempo que no escribí en internet lo hice en diarios íntimos, con instrucciones de ser incendiados en caso de que mi vida llegue inesperadamente a su fin, así que la mayor parte de mi vida está registrada y dispersa por ahí. 


¿Para qué o quién escribo? Nadie lee blogs hoy, o tal vez unos pocos nostálgicos; el presente son los influencers, los canjes, meterse en puterío, cancelar y descancelar personajes. Yo no sirvo para eso, me gustan las palabras pero me cuesta mucho hablar y mostrar mi cara, y saber que los demás me ven. Tal vez escribo para mí. Y está bien. 


Mi gran desafío es tener constancia. Cada tanto me deprimo, me olvido de las cosas que me gustaba hacer e intento distraerme mirando Floggers TV para pasar el rato sin pensar. Ahora se viene el fin del mundo y estamos encerrados, nada tiene mucho sentido; pero espero poder volver a lo que consideraba cotidiano (como viajar en el tren pegada a la axila de alguien o al lado de niños que te arrojan migas de galletitas) para tener algo de qué quejarme, que es mi motor para escribir, porque quejarse le da sentido a nuestras vidas.


¿Cuánto tiempo duraré con este blog? No lo sé. Espero que sea bastante, como aquellos blogs de mis años mozos. Siempre me es difícil empezar de nuevo, porque sigo siendo la misma boluda; de hecho ahora me siento una boluda y me digo A QUIÉN LE ESTÁS HABLANDO, PEDAZO DE FANTASMA. Pero bueno, hay cosas que no cambian. Como la boludez y compartir cosas con la interné.